El Mazda T fue el camión de origen japonés pionero de la industria nacional. Poco después su rival, el Chevrolet NPR de origen Isuzu, le quitó el liderazgo.
PUBLICRÓNICA No. 61.
Por Camilo Ernesto Hernández Rincón, historiador automotor.
Especial para EL CARRO COLOMBIANO.
Recavando en las raíces de Mazda, sus primeros vehículos fueron motocargueros de tres ruedas que dominaron en Japón hasta la posguerra. Y su primer automóvil fue el R360, en 1959. Pero fiel a su tradición, en los años sesenta incursionó en los camiones medianos con el E2000. En 1971, este pionero fue relevado por la primera generación de nuestro protagonista, conocido en algunos países como Mazda Titán.
La Compañía Colombiana Automotriz ya había tenido experiencia en el tema con los camiones International, en tiempos de Leonidas Lara e Hijos, y luego con los Fiat 673N y F70. Por eso, en diciembre de 1989 introdujo al mercado nacional el Mazda T Turbo Diésel, compitiendo en un segmento abanderado desde el comienzo del ensamble nacional (y hasta hoy) por Colmotores.
Tal apuesta era muy grande. Hasta entonces, los camiones japoneses de mediano tonelaje apenas si habían tenido aislados representantes importados, como algunos Isuzu y Nissan UD. Entre tanto, la preferencia reforzada por el ensamblaje, había entronizado primero a los Dodge D100 y Chevrolet C30.
Mazda T en Colombia: ¡ese fue!
Era obvio el paso hacia desmontar la supremacía norteamericana en el transporte de carga, así como ya se había hecho con el automóvil de pasajeros, a nombre de la eficiencia y bajos consumos de combustible.
Cuando apareció el Mazda T armado en la planta bogotana de la calle 13, podía verse en medios impresos con imágenes elementales de semiperfil, acompañada por textos sustentados en su eslogan: «Este es el camión». La letra menuda comenzaba en párrafos que rezaban que «Este es el que…» seguido de todas aquellas ventajas que lo hacían distinto a los demás: motor Turbo Diésel, economía, capacidad de 4,5 toneladas… etcétera.
También llegó a la televisión, luego de años sin publicidad audiovisual de camiones. Casi desde que Chevrolet llegó en 1981 a la industria local. Allí, se reforzaron los argumentos impresos con tomas del Mazda T en carretera, añadiendo uno que enfatizaba su capacidad de cargar «con todo… hasta con el pasado».
El camión se mostraba llevando un camión Dodge D100 con estacas, lo que se consideró una sutil manera de aludir a Colmotores como competidor. Claro, sin recurrir al Chevrolet C30 que era su competidor, sino a su referencia descontinuada casi una década antes.
«El camión con todo»
No fue el único comercial que recurrió a esta comparación puntual. Más de un televidente recuerda el diálogo de dos camioneros que llegan a un restaurante, uno en el Mazda T, y el otro en un D100. En el parqueadero, el primero reclama al segundo el hecho de llegar tarde y le sugiere cambiar de camión, no por lo que tiene, sino por lo que le falta.
Ya en la mesa, le pregunta por características puntuales como el motor Turbo Diésel, que no lo deja «botado» en las cuestas. El aludido menciona que está totalmente cargado con tres toneladas, mientras el del Mazda indica que va con cuatro y media, consumiendo la mitad del combustible.
En el mismo tono, también pregunta por elementos «lujosos» e impensables hasta ese momento en un vehículo de trabajo, como salidas de ventilación y asientos semi-deportivos. El conductor del Dodge se rinde y le responde: «Si. Yo también quiero tener un Mazda T».
Ya subido el regordete y risueño conductor del Mazda en su vehículo, con la voz del actor Álvaro Ruiz y el brazo fuera de la ventana, afirma: «Este es el camión con todo». Mientras se aleja, deja a su compañero rascándose la cabeza mientras el locutor en off remata diciendo «Mazda T Turbo Diésel. ¡No lo piense más!».
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En realidad, estos dos comerciales son más recordados que los anuncios impresos, más bien conservadores y predecibles. Algunos planteaban que el Mazda T subía con éxito el Cañón del Chicamocha en Santander, por ejemplo.
Primer camión japonés hecho en Colombia
Pero más allá de su trascendencia publicitaria, la sobrepasa la testimonial como primer camión de origen japonés ensamblado en Colombia, dos años antes de que GM presentara el estándar de camión mediano que ha primado en el país, y casi que en el mundo: el NPR de origen Isuzu.
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Aquí también se dio una de las grandes paradojas de la historia automotriz nacional. Así como el Simca Mil, nacido en Colombia antes del Renault 4, el segundo venció al primero en el mercado, sobrepasándolo en años y unidades.
Al Mazda T le faltó poco para durar una década, castigado por sus emisiones de CO2. Llegaron más competidores de Japón y Corea del Sur tras la apertura económica: Nissan, Daihatsu, Mitsubishi, Hyundai y Kia con su fugaz división Asia, tentaron el nuevo mercado del mediano tonelaje que inauguró el Mazda T en 1989, creando el tipo de camión chato que hoy se conoce genéricamente como «Turbo».
Otra paradoja que tiene lugar en el presente, se relaciona con la decisión global de Mazda frente al final de producción del Mazda T como producto de desarrollo propio, optando por fabricar a su competidor. Es decir, nuestro actual Chevrolet NPR en su séptima generación, desde 2007.
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CRÉDITOS:
- Textos e investigación: Camilo Ernesto Hernández Rincón.
- Fuentes: Archivo documental EL CARRO COLOMBIANO.
- Edición de texto, reconstrucción digital de imágenes y Dirección General: Óscar Julián Restrepo Mantilla.