Elon Musk, bajo críticas por conflictos de intereses, despidió a funcionarios de la NHTSA, la agencia que regula los carros autónomos de Tesla.
Elon Musk, CEO de Tesla y actual figura central del partido DOGE, volvió a ponerse en el centro de la polémica luego de que, bajo su dirección, se ejecutara una ola de despidos en la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA).
Esta agencia es la encargada de garantizar que vehículos como los Tesla con tecnología autónoma cumplan con las normas de seguridad vigentes en Estados Unidos. Según reveló el Financial Times, los recortes afectaron al 4 % del personal, incluyendo ingenieros especializados en automatización de vehículos.
Lo más alarmante es que entre los despedidos están tres de los siete expertos que estaban trabajando en la creación del marco regulatorio necesario para autorizar el despliegue de vehículos autónomos como el Cybercab y los Tesla Full Self-Driving (FSD). Esta decisión llega en un momento en el que Tesla tiene múltiples investigaciones abiertas y proyectos clave en fase crítica.
Musk acelera sus planes de robotaxis
DOGE, la nueva fuerza política liderada por Elon Musk desde 2024, ha sido objeto de fuertes críticas por su aparente interferencia en organismos gubernamentales. En febrero de 2025, ordenó recortes en varias agencias clave, incluida la NHTSA, encargada de aprobar tecnologías como la conducción autónoma.
Uno de los empleados despedidos declaró al Financial Times que la medida «debilitará la capacidad de la NHTSA para comprender las tecnologías de conducción autónoma». Otro exempleado comentó irónicamente: “Sería paradójico que DOGE termine retrasando el propio despliegue de Tesla”.
Y es que, Tesla tiene actualmente ocho investigaciones abiertas por la NHTSA, la mayoría relacionadas con fallos en el sistema FSD. Estas han derivado en varios llamados a revisión o actualizaciones urgentes de software. Hay que anotar que el Cybercab, un robotaxi sin volante ni pedales, es una pieza clave del futuro de Tesla. Musk ha prometido comenzar su producción en 2026 y desplegar los primeros vehículos en Austin este mismo verano.
No obstante, para circular, necesitan aprobación del programa AV STEP de la NHTSA, que ya estaba sobrecargado antes de los despidos. “Dejar que DOGE despida a los de la división de vehículos autónomos es una locura”, afirmó al Financial Times un gerente de Tesla, bajo condición de anonimato. “Deberíamos estar presionando para que se incorpore más personal a la NHTSA. Si no se aprueba un marco nacional para vehículos autónomos, Tesla no podrá escalar esta tecnología”.
¿Conflicto de intereses?
Este no es el primer caso en que se acusa a Elon Musk de manipular la regulación en favor de sus negocios. Bajo su liderazgo político, DOGE ya redujo recursos a la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC) y la Administración Federal de Aviación (FAA), responsables de supervisar las operaciones de Starlink y SpaceX.
También se cuestionó la integridad del gobierno cuando se despidió a personal de la Inspección de Trabajo en medio de una investigación por la muerte de un empleado en una fábrica de Tesla. El diario The Guardian reveló que senadores demócratas han propuesto una ley para investigar un posible conflicto de intereses por parte de Musk.
Por ahora, sólo podemos decir que Musk sigue avanzando sin mirar atrás, pero lo hace a costa de debilitar los controles institucionales que justamente deberían garantizar la seguridad de su propia visión del futuro. La promesa del transporte autónomo puede ser revolucionaria, pero requiere reglas claras, recursos regulatorios y transparencia. Si la regulación se convierte en una extensión de los intereses del empresario más poderoso del mundo, la confianza del público podría verse comprometida.
LEA TAMBIÉN: BYD vs. Tesla: la batalla de estos dos gigantes eléctricos va más allá de las ventas.
Paola Reyes Bohórquez.